Adorando en Espíritu y en Verdad

Adorando en Espíritu y en Verdad

Juan 4: 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Introducción:

La palabra adoración es verbo compuesto de prefijo (ad) y la palabra oración, que Significa añadir a la oración. Por lo tanto se añade a la oración el resto de los elementos que componen el culto.

¿Qué significa, o como podemos definir la palabra adoración?

El diccionario bíblico, define esta palabra como, culto o reverencia que se rinde a Dios por sus obras o por ser quien es Dios. El mejor ejemplo que podemos tomar es el Salmo 92: 1-5 que nos señalan sus obras

1 Bueno es alabarte, oh Jehová, Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; 2 Anunciar por la mañana tu misericordia, Y tu fidelidad cada noche, 3 En el decacordio y en el salterio, En tono suave con el arpa. 4 Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; En las obras de tus manos me gozo. 5 ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos.

El otro ejemplo es el Salmo 100:1-4

1 Cantad alegres a Dios, habitantes 2 Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. 3 Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. 4 Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.

Hay varios puntos que quiero señalar en este mensaje:

I. La Iglesia que Adora.

A. La adoración y el culto deben ser definidos.

B. La palabra griega para describir la adoración es, “Proskunéo”

a. Es adoración definida

b. Es honor definido

c. Es devoción definida

Le adoramos, porque reconocemos que grandes son sus obras, le adoramos porque reconocemos que El es Dios y es el único objeto de adoración, que debe reconocer nuestra Vida. Nos inclinamos y hacemos reverencia, , porque Él es Dios.

En el Antiguo Testamento, en la adoración que se ofrecía a Dios, se hacía: Oración, Sacrificio, Ofrenda, Ayuno, Meditación, Fiesta, Acción de gracias, servicio, y sobre todo, inclinación a El.

La adoración externa debe de nacer de una actitud interna, Si usted quiere expresar externamente su adoración e inclinar su rostro, doblar sus rodillas, y levantar sus manos para adorarle, no lo haga porque ve al que está a su lado haciéndolo. Hágalo porque lo siente y lo desea.

La adoración debe ser individual. Debe de surgir de su actitud interna que exprese con sinceridad lo que usted esta haciendo y definirnos como adoradores. Expresar una devoción definida y reconocer a quien adoramos, y por qué le adoramos.

Cuando usted y yo, venimos al templo tenemos que venir con el deseo de adorarle. La adoración, debe surgir desde lo profundo de nuestro espíritu.

Dios es Espíritu. Los que le adoran en Espíritu y verdad, son verdaderos adoradores. Y de tales adoradores, Dios se agrada. Es una relación entre el adorador y quien se adora. Porque Él, es digno de recibir gloria, honra, honor y majestad, por los siglos de los siglos.

Una Iglesia que adora, debe seguir el modelo de la Iglesia que estaba en Antioquia. Hechos 13:1-3 1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.

2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

En la Iglesia de Antioquia había allí, profetas y maestros, este texto no menciona que cantidad de personas que había en la Iglesia. No menciona si había un grupo de adoración en la Iglesia, no menciona si había aire acondicionado o bancos acojinados, o un programa para el orden del culto. Aunque eso es bueno .

Lo que menciona esta Escritura es, que había allí, profetas y maestros. Menciona, que en la Iglesia de Antioquia se oraba y se ayunaba, que es una de las características que define al verdadero adorador.

Esta Escritura menciona que en esa Iglesia, se adoraba a Dios. Menciona que la manera de adorar a Dios, era ministrando al Señor. La Palabra que mejor define ministrar es “liturgia”, se usa para referirse ministración sacerdotal en el lugar santísimo.

Ellos ministraban al Señor. La adoración se constituye en ministrarle a Dios. Cuando nosotros adoramos, ministramos a Dios. Porque la Iglesia se ha constituido en sacerdocio regio, nación santa, y pueblo adquirido por Dios.

Cuando adoramos ministramos al Señor. En esa adoración se une la intercesión del Espíritu Santo que nos lleva a ministrar al Santuario divino. Y como consecuencia de la adoración en el espíritu, Dios nos ministra por medio de Él. Dios habla a la Iglesia. Y nos habla a cada uno de nosotros individualmente.

Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado

C. La Adoración Envuelve Sujeto y Objeto.

Romanos 12: 1 1Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

En el Antiguo Testamento se hacía sacrificios de animales muertos cuya sangre se derrama sobre el propiciatorio, para que Dios perdonara el pueblo.

En el Nuevo Testamento, es un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. El apóstol dice que este sacrificio santo porque El es santo. Agradable a Dios, porque se usan todos los sentidos y nuestra adoración a Dios, es también nuestro culto espiritual.

1 Pedro 2:5 5 Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Al principio señalé, que debe de nacer de una actitud interna pero que no debe de quedarse ahí solamente, sino que debe exteriorizase por medio de nuestro cuerpo que es templo del Espíritu Santo.

Este sacrificio es vivo, porque no se ofrece con la muerte sino con la vida, y se ofrece en unión con Cristo.

Hebreos 13:15 . 15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.

Es aceptable porque envuelve la verdadera adoración en Espíritu y en verdad que se nos exige.

El verso 2 nos enseña este sacrificio puro agradable a Dios porque nace de una transformación, de una “metamorfosis,” que exige cambio, para no vivir conforme al estilo de vida de este mundo, que no sabe lo que adora y por qué le adora. Jesús le dijo a la mujer samaritana. “Ustedes adoran lo que no saben”

D. Motivados para adorar.

Cuando llegamos al templo, tenemos que entrar por sus atrios en alabanzas, por sus puertas con acción de gracias. En actitud de adoración.

1. Motivados primeramente por el amor. 1 Juan 4: 9-10

9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados

2. Nuestro Señor, debe de ser el motivo y la razón de nuestra adoración.

Filipenses 2:21 21 Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.

Para convertirnos en verdaderos adoradores hay que prescindir de nuestros intereses personales, no buscar lo que yo quiero, o lo que me gusta, sino, lo que es de Cristo. Y motivados por el amor que nos debe caracterizar como Discípulos de Cristo, ofrecer una adoración integral, completa, que envuelva todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo.

Cuando todo nuestro ser se envuelve en la adoración, honramos al Rey de Reyes y Señor de Señores que es el motivo de nuestra adoración.

1Co 6:20 6 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

II. Un Corazón que adora.

El Salmo 51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

Y renueva un espíritu recto dentro de mí. 11 No me eches de delante de ti,

Y no quites de mí tu Santo Espíritu vuélveme el gozo de la salvación. Porque sin un corazón limpio, y sin gozo yo no puedo adorarte. Para adorar a Dios hay que venir gozosos, alegres, sintiendo el gozo de la salvación. El salmista dice: “Señor abre mis labios y publicará mi boca tu alabanza”.

David, menciona la palabra crea en mí, un corazón limpio. La palabra utilizada por el salmista crea, es la misma palabra que se menciona en (génesis 1:1) La palabra hebrea Baráh, quiere decir, crear de donde no existe. Dios creó lo que existe de donde nada existía, hizo lo que se ve, de donde de lo que no se veía. El salmista le dice a Dios, crea en mí un corazón limpio, en mí no existe nada, no existe un corazón. Pero así como creaste los cielos y la tierra de donde nada existía crea en mí un corazón que pueda adorarte, un corazón que pueda amarte, un corazón que rinda tributo y alabanza. Y en otro Salmo le dice saca mi alma de la carcel para que alabe tu nombre.

La actitud del que adora en Espíritu y en verdad, es de llegar con UN corazón dispuesto y publicar con sus labios alabanzas.

Salmo 57:7 7 Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; Cantaré, y trovaré salmos. 8 Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; Me levantaré de mañana. 9 Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti entre las naciones. 10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad. 11 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria.

Cuando hay un corazón dispuesto, entonces la adoración no se circunscribe a la Iglesia solamente. Somos adoradores en nuestra casa, en nuestro trabajo y en cualquier lugar donde estemos. Adoramos por la mañana al medio día y al acostarnos. Sosmos adoradores dentro y fuera de la Iglesia.

A. Un Corazón que adora, adora en Espíritu.

1. Dios busca siempre sinceridad.

2 Crónicas 16:7-9 7 En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. 8 Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. 9 Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti.

a. Dios hizo un milagro frente a sus ojos de ellos, derrotó a un ejercito de más de un millón de etíopes, libios y sirios. Este rey no fue sincero con Dios, luego de haber visto el milagro que Dios hizo, fue a buscar ayuda al rey de Siria. Muchas veces yo me cuestiono nuestra sinceridad para con Dios, después de Dios haber hecho tantos milagros en nuestras vidas, dejamos a Dios para buscar el favor de otros. La expresión de Jeremías es: “Porque me dejaron a mí fuente de agua viva y cavaron para sí cisternas rotas, cisternas que no tienen agua”.

b. Un corazón que adora en Espíritu, adora y busca la acción y la ayuda de Dios en su vida. El Salmo 121 dice: Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.

B. Un Corazón que adora, adora en verdad

1. Obedece y vive su Palabra. 24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Adorar en verdad es reconocer donde estamos parados, es ser prudente y reconocer el lugar donde debemos construir nuestra casa.

Adorar en verdad es santificarse en su Palabra. Juan 17:17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es la verdad.

Adorar en verdad, es obedecer al Señor. El obedecer nos garantiza que cuando le llamamos, Él nos responde, lo buscamos y lo encontramos, tocamos a su puerta y nos abre.

Él, debe ser nuestro primer y único objeto de nuestra adoración. Si así lo reconocemos, entonces, adoramos al Padre, en Espíritu y en verdad.

Conclusión

2 Co. 3: 7-11; 17-18

7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, 8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? 9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. 10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. 11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.


17 Porque el
Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.